Primer día

Hoy, Uve ha superado el primer día entre fieras. ¡Ah! Que aún no sabéis que la han llevado con los animales del circo. Pues os cuento...
Uve pasará una larga temporada en un circo, aunque éste no es de esos ambulantes, no. Éste es de los que hay que despertarse con los primeros rayos de luz y pasar allí una gran temporada enjaulado entre fieras que rondan al acecho. Y pensaréis que es cosa estúpida pero a Uve le encanta investigar y es una curiosa sin igual.
Le gusta perderse en el ámbar de los ojos del león y evadirse de todo lo que le rodea observando el vaivén de los trapecistas, figuras oscuras con sombras extrañas. ¿Quién sabe qué extrañas historias se enredarán tras cada uno?

Una mancha

Uve me ha hecho una visita. Me ha contado una historia que le pasó cuando era pequeña. Resulta que un día ella iba caminando entre sus gradientes de naranjas, cuando se encontró una mancha.
Una mancha enorme que al principio tenía gracia y un desparpajo bastante cómico lo que enamoró a mi pequeña. Y así, se quedaban jugando todas las noches entre risas y purpurina de promesas hasta que un día, Uve fue a ponerse su vestido favorito recién lavado y vio una pequeña motita marrón pero no dio mucha importancia al hecho. Día tras día la manchita se volvió mancha y luego suciedad. Y ya quería la mancha absorverla en su oscuridad cuando aparecieron los colores en su ayuda. El añil y el verde se encargaron de aquel monstruito y los rojos limpiaron todo aquello y volvió el morado de su vestido y el gris purpurina puso punto y final.

Retrato de un momento.

Por más que mezclo, hoy, solo me sale negro.

Uve se ha despertado. Todo está en penumbra. Le chasquean los tobillos al unísono del chirrido del parqué mientras camina hasta el baño. Abre la ducha con la idea de despejarse pero el aguarrás sale disparado y la destiñe poco a poco. Chorrea verde esperanza que le abandona por el desagüe.

Y ahí viene... Negro...

La desesperación se cuela por cada uno de sus poros emborronándolo todo en su interior hasta que cae de rodillas sobre el mármol.

Y ya está aquí otra vez... Negro...

Las lágrimas se le mezclan con la esencia de trementina que inunda el cuarto. Y el desesperante desquicio le arranca la cordura y le nubla la razón produciendo movimientos sistemáticos de atrás a adelante que su cuerpo no puede controlar. Desde hace días le viene acechando este trastorno, una profunda psicosis que se refleja en soledad...Hermosa soledad.

Hoy, Uve no está, no es. Nisiquiera se ha pasado a verme, hoy, Uve está sola. Necesita el amarillo que le da brillo, ese verde oliva que ensalza su esencia, necesita el apoyo del naranja poniendo fin a esta tortura. Necesita sus colores.

Gresca de colorines en la jaula

Uve pasa la mayor parte del día en una jaula para pájaros.
Ella odia con toda su esencia ese sitio, le abruman los pajarracos, los gatos expectantes y las bobinas de lana que antes eran sus amigas no paran de cotorrear.
También hay ceras Plastidecor que ni vienen ni van. Pero en todo este baile de pigmentos está Ru, que le dibuja infinitas sonrisas mientras se columpia. Pero de Ru, ya hablamos otro día...





¿Sabías que en el mundo de Uve el sol se pone cuando ella duerme?

Ella es Uve

Os la presento:

Se marea entre pinceladas y caras distintas, se tambalea y va de color en color, a veces no hay nada a lo que agarrarse y simplemente cae al suelo.
Hay días que motitas rojas alegran su vida, otros, se mezclan los fríos con los cálidos y aparece la confusión. Le gusta explorar y lanzarse a la aventura, cotillear entre las páginas escritas de algún libro.
Otra de sus pasiones es observar a los demás seres que deambulan por su mundo, poco a poco los iréis conociendo.


Uve de verdad, de venganza y valor. Uve de vidrio verde y valentía . Uve de vivir, uve de vida.